La administración de Trump enfrentaría una prueba electoral difícil el próximo 3 de Noviembre, ante el ex vicepresidente Joe Biden.
La ventaja electoral que atesoraba Trump parece escurrirse entre sus manos ya que a nivel nacional han mostrado un descenso en las encuestas.
Desde la casa blanca se muestran confiados y prefieren restar importancia al cambio que aparentemente se produjo en la intención de voto: «En las encuestas reales, lo estamos haciendo muy bien», afirmó el presidente días atrás.
En este sentido pareciera que el mayor desafío del presidente Trump es lograr un discurso más dúctil, lo cual pareciera difícil de lograr para el natural candidato por el partido republicano y es que el pasado viernes decidió conmutar la pena del confidente Roger Stone, lo que originó nuevas criticas, al punto que el senador demócrata Mitt Rommey llamó «corrupción histórica sin precedentes».
El clima politico se vio enrarecido en aquel país ya que a comienzos de 2020 se estimaba que la reelección de Trump era prácticamente un hecho dado que los números en la macro economía eran buenos, mostrando buenos indices de crecimiento y aumento del trabajo. Sin embargo una combinación de episodios, algunos fortuitos, han permitido que se encuentre aventajado el partido demócrata a través del que sería su candidato a presidente Joe Biden.
En una entrevista la presidenta de la Cámara de representantes Nancy Pelosi (demócrata por el estado de California) sostuvo que si las elecciones se celebraran hoy los demócratas tomarían los escaños suficientes para lograr la mayoría.
Biden lidera a Trump en nueve puntos porcentuales entre los votantes registrados en un promedio del Washington Post de encuestas nacionales realizadas desde mediados de junio. También lidera al titular, en algunos casos fuera del margen de error, en encuestas recientes en los estados de campo de batalla de Arizona, Florida, Michigan, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin.