Bajó el dólar: ¿A qué precio y durante cuánto tiempo?

Buenos Aires.- Casi 3,4 millones de personas compraron dólares durante septiembre y los montos vendidos para ahorro experimentaron una caída de 16% con relación a agosto, ante la puesta en marcha del endurecimiento del cepo cambiario, indicó hoy el Banco Central.

Las mayores restricciones fueron anunciadas el 15 de septiembre último, por lo que los datos difundidos por la autoridad monetaria reflejan parcialmente el impacto de las nuevas medidas para acceder a la moneda norteamericana.

En esa oportunidad, el Banco Central anunció que en compras de dólar ahorro y pagos con tarjetas de crédito en moneda extranjera se iba a comenzar a aplicar una retención del impuesto a las Ganancias del 35%, mientras los montos gastados se iban a tomar a cuenta del cupo de u$s 200 mensuales.

El informe de Evolución del Mercado de Cambios y Balance Cambiario indicó, en cuanto a la cantidad de operadores, que casi 3.400.000 individuos compraron billetes, una cifra inferior a la de agosto, cuando se había llegado a un récord de casi 4 millones de personas.

Solo unas 83.000 personas vendieron divisas, señaló el sondeo, que sostuvo que se dieron compras y ventas per cápita por u$s 192 y por u$s 143, respectivamente.

El análisis subrayó que las «personas humanas compraron de forma neta u$s 803 millones, básicamente por billetes para atesoramiento por u$s 631 millones.

¿Cómo se frenó al dólar?

Esta semana el Gobierno intervino en el dólar contado con liquidación (CCL) a través de la venta de bonos denominados en moneda extranjera. La intención fue darle mayor volumen a ese mercado y así lograr bajar la cotización de la divisa, pero el problema, advierte Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, es que ese pasaje de deuda a privados redundó en un endeudamiento del Estado a tasas del 16%, considerando un riesgo país en torno de los 1500 puntos básicos (cerró en 1482). «Es un mal momento para que el sector público venda bonos, porque están muy baratos: cuando uno vende algo porque está apurado, hace un mal negocio», sintetiza el economista.

La cantidad de bonos que se vendieron y el costo total para el sector público es difícil de cuantificar, explica Fernando Marull, de la consultora FMyA: esos títulos no salieron del Banco Central, advierte, porque no se comprobó que la autoridad monetaria estuviera contrayendo pesos. Por descarte, considera que fueron tenencias de la Anses, un organismo con más opacidad en sus estados contables.

Esa baja en el contado con liquidación ayudó a que el blue, un mercado también chico y volátil, hiciera lo propio. Además del acompañamiento casi natural que se hacen los tipos de cambio libres, esta semana los operadores del mercado paralelo hablaron de intervenciones directas a través de «manos amigas» y de una «marcada de cancha» de los operadores más grandes, algunos de ellos con una pata de venta de dólares formal y otra informal.

En el billete paralelo se sumaron dos factores más. Por un lado, el pico de $195 al que se llegó relativamente rápido, que puede haber hecho atractiva la idea de vender, y por el otro, el factor fin de mes: hay menos pesos dando vueltas y mayor oferta por parte de empresas y personas que se sobredolarizaron a inicios de mes para poder cubrir sus costos y pagar cuentas. De esa manera, la brecha con el dólar mayorista oficial perdió 35 puntos porcentuales: pasó de ubicarse en 150% el viernes pasado al 115% de hoy. El mayorista cerró a $78,32.

«Siempre que el tipo de cambio paralelo salta abruptamente, como pasó entre abril y mayo pasado, se exagera mucho la suba y después se ven retrocesos», describe Esteban Domecq, director de la consultora Invecq. En ese sentido, una dinámica similar a la que ocurrió esta semana se comprobó cuando el blue pasó de $138 el viernes 15 de mayo a $128 el lunes siguiente. «Estamos viendo una caída desde un lugar muy elevado, pero siempre sobre una tendencia alcista», resume.

El mercado también estuvo expectante esta semana a la licitación de bonos dollar-linked, es decir, denominados en pesos, pero que siguen la cotización del tipo de cambio. «Con la buena licitación del martes el Gobierno logró quitarle un poco de presión a la brecha absorbiendo pesos del sector privado, pero al ser un bono dollar-linked el que fue exitoso, se comprueba que el sector privado espera una devaluación más pronto que tarde», explica Lorena Giorgio, economista principal en EconViews.

Los riesgos de esta licitación son tres, señala la economista. Por un lado, se está tomando mucha deuda atada al tipo de cambio y a la inflación, factor que en el escenario actual, «con las expectativas por las nubes» implica un riesgo grande. Además, gran parte de las adjudicaciones del sector privado provinieron del desarme de Letras de Liquidez (Leliq), por lo que «la presión sobre la emisión monetaria sigue estando, dado que el Tesoro no esteriliza».

Finalmente, «con las tasas en los niveles actuales y siendo los bonos ligados al dólar los más atractivos, lejos de reconstruirse, la curva en pesos está perdiendo relevancia», añade, y concluye: «Y ese es un costo enorme a futuro».

Un tercer costo de esta victoria sobre el tipo de cambio es la pérdida de reservas por ventas en el mercado de cambios para mantener el valor del dólar oficial, que solo se movió 10 centavos hacia arriba. Según estimaciones de Marull, en octubre fue de US$1100 millones. Además, el economista calcula que las reservas líquidas (es decir, el verdadero poder de fuego del Central) ya están en terreno negativo. El dato que llamó la atención por estos días fue que las reservas totales del Central perforaron hacia abajo los US$40.000 millones.

«Desde el 15 de septiembre la pérdida de reservas fue de US$2673 millones, y todo está agravado por un escenario en el que el drenaje de depósitos en dólares continúa a razón de US$70 millones diarios», señala Domecq.

El costo mayor, apunta el economista, es que la dinámica no parecería cambiar en el corto plazo. «Hubo mucha intervención directa para desalentar la brecha, pero del lado de los fundamentos macro y las expectativas no pasó demasiado más que la buena licitación del martes: los cambios de fondo no se ven», dice. El peligro último, cierra Rajnerman, es que sin un plan de fondo de guía, tomar medidas como las de esta semana sienta las bases para que cada semana suba la exigencia. En otras palabras: haber logrado una victoria esta semana no implica que no haya que pelear otras batallas -quizás más difíciles- en las semanas que siguen.

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