Fernández respecto a Bolsonaro: «la única diferencia que tenemos es en el fútbol»

Once meses después de haber asumido la presidencia, Alberto Fernandéz mantuvo este lunes su primera conversación bilateral con Jair Bolsonaro. Fue por videoconferencia, y ambos comenzaron con este encuentro a reencausar un vínculo atravesado por duros choques bilaterales. Más aún, todos calificaron el encuentro como «mejor de lo esperado». Estuvieron hablando una hora.

La conversación formal comenzó con un momento de distención en el que Bolsonaro le dio el pésame a Fernández por la reciente muerte de Diego Armando Maradona. «La única diferencia que tenemos es en el fútbol», le dijo Alberto, quien a su vez marcando que los dos países «son hermanos, más que parecidos», aseguró que esperaba en «poco tiempo» estrechar la mano de Bolsonaro de cara al futuro. Este clima de conversación marca un total de clima entre ambos.

Ya se habla de una cita en persona entre ambos. Alberto Fernández invitó a Bolsonaro a la Argentina, donde ya estuvo pero bajo el gobierno de Mauricio Macri. Bolsonaro lo invitó a Brasil. Fernández. le dijo entonces también que hay que respetar las voluntades de los pueblos, que así como él es el presidente de los argentinos, Bolsonaro es del de los brasileños. Y dijo que la columna vertebral del Mercosur es la armonía entre Argentina y Brasil. Y que esperaba mantener un buen vinculo hacia adelante entre el gobierno y los pueblos.

Clarín había anticipado en septiembre que ambos planeaban encontrarse este 30 de noviembre con la excusa de conmemorar los 35 años del acuerdo que firmaron Raúl Alfonsín y José Sarney y que sentó las bases del Mercosur. La idea original del embajador en Brasilia, Daniel Scioli, era la de reunirlos en persona en Foz de Iguazú,  donde los ex mandatarios mandatarios firmaron precisamente la llamada Declaración de Iguazú.

Según la información que difundió la presidencia argentina, Bolsonaro dijo que «lo bueno para Brasil es bueno para la Argentina», y que estaban abiertos y juntos para ser «más fuertes». Y que más allá de lo que pensaban uno y otro -piensan muy distinto- tenían que «unir a los países» y trabajar juntos.

Los empresarios, e incluso varios gobernadores, venían pidiendo al canciller Felipe Solá y al embajador Daniel Scioli que se lograra de una vez por todas un encuentro de presidentes, de dos países con una relación tan central como Argentina y Brasil. Este mes, los números volvieron a consolidar al vecino como primer socio comercial, un lugar que viene siendo disputado por China.

Pero la persistencia de la pandemia y las dificultades para movilizarse en este tiempo, los llevaron a probar primero el formato virtual. Hace unos días, Fernández se reunió con el mandatario uruguayo Luis Lacalle Pou en la estancia oriental de Anchorena. Argentina asumirá el 16 de diciembre la presidencia del Mercosur y su idea es lograr la incorporación de Bolivia como miembro pleno al bloque. Sólo falta que el congreso brasileño lo ratifique. En eso estaban trabajando también el secretario general de la presidencia Julio Vitobello y el jefe de Gabinete de Solá, Guillermo Justo Chaves. 

Bolsonaro y Fernández nunca se había hablado ni por teléfono y tienen visiones encontradas en casi todos los frentes. Sólo se vieron de manera colectiva en una cumbre virtual del Mercosur a mediados de año. Pero el envío del ex vicepresidente Scioli como embajador a Brasilia comenzó a limar asperezas.

También hizo sus gestiones el canciller Felipe Solá, que el 20 de diciembre pasado mantuvo una larga conversación con su par Ernesto Araújo. Solá lo había visitado en febrero pasado y entonces lo recibió Bolsonaro. Acordaron que se veía con Alberto en la asunción de Lacalle Pou en Montevideo el 1 de marzo. Pero al final Fernández no quiso esa foto.  

La puntada final de este esperado encuentro de este lunes tuvo lugar en la casa del secretario de Asuntos Estratégicos del presidente brasileño, Flavio Viana Rocha. Este reunió en una comida a Scioli y a Eduardo Bolsonaro, el hijo del mandatario, y fuente también de duras críticas a la presidencia kirchnerista -tildándola de gobierno comunista y chavista-, al propio Alberto y a su hijo Estanislao.

Del lado argentino, Alberto Fernández se puso al hombro la campaña por el Lula Libre -ya está fuera de la cárcel- y hasta lo visitó. Incluso llegó a decir que otra sería la relación de Argentina con Brasil si él gobernara. La intromisión en la política brasileña del argentino irritaba al mandatario brasileño. También los separó fuertemente la relación del gobierno K con el de Nicolás Maduro y la alianza de Bolsonaro con Donald Trump, que se tradujo en la victoria de Mauricio Claver Carone como presidente del BID. 

Pero en el último tiempo, hubo una decisión argentina de no recalentar la tensión. El Gobierno de Alberto Fernández optó por no contestar los tuits de Bolsonaro padre y Bolsonaro hijo, y desde entonces el mensaje presidencial enviado por Scioli a Bolsonaro fue el de acercar posiciones.

Fuente: Clarín

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