Qué dijo el Papa Francisco en Kazajistán

«Lo que les propongo no es sólo un camino para ser más sensibles y solidarios, sino un itinerario de sanación para nuestra sociedad», les dijo el pontífice a los representantes de más de 100 delegaciones presentes en el Palacio de la Independencia de Nur-Sultán.

«Es precisamente la indigencia la que permite que se propaguen las epidemias y otros grandes males que prosperan en el ámbito de las necesidades y las desigualdades. El mayor factor de riesgo de nuestro tiempo sigue siendo la pobreza», planteó Francisco ante líderes como el gran Imán de Al-Azar, Ahmed Al Tayeb, considerado la máxima autoridad del Islam sunita del mundo; o el Gran Rabino David Lau de Israel, entre otras figuras del hinduismo, cristianismo, budismo y organizaciones internacionales.

«Mientras sigan haciendo estragos la desigualdad y las injusticias, no cesarán virus peores que el Covid: los del odio, la violencia y el terrorismo», sentenció el Papa, encargado de abrir el VII Congreso de Líderes de las religiones mundiales y tradicionales. En el primer discurso de su segundo día de actividades en suelo kazajo, Jorge Bergoglio mencionó cuatro «desafíos globales» para los que convocó a trabajar al mundo religioso.

«La pandemia, entre vulnerabilidad y cuidados, representa el primero de cuatro desafíos globales que quisiera indicar y que llaman a todos, aunque de manera especial a las religiones, a una mayor unidad de propósitos», enfatizó antes de aseverar que la Covid-19 «nos ha puesto a todos en igualdad de condiciones». «¡Cuántos, todavía hoy, no tienen fácil acceso a las vacunas! Estamos de su parte, no de la parte del que tiene más y da menos», lamentó. Luego, el Papa se refirió a «el desafío de la paz».

«No justifiquemos nunca la violencia. No permitamos que lo sagrado sea instrumentalizado por lo que es profano», agregó luego, sin hacer referencias explícitas a la guerra en Ucrania. «¡Que lo sagrado no sea apoyo del poder y el poder no se apoye en la sacralidad!», reclamó antes de sentenciar que «Dios es paz y conduce siempre a la paz, nunca a la guerra».

«Después de los desafíos de la pandemia y de la paz, recabamos un tercer desafío, el de la acogida fraterna», continuó el Papa, antes de lamentar que «cada día bebés por nacer y niños, migrantes y ancianos son descartados» y que «numerosos hermanos y hermanas mueren sacrificados en el altar del lucro, envueltos en el incienso sacrílego de la indiferencia».

Por último, Francisco convocó a las religiones a trabajar en un cuarto desafío, el de la protección del ambiente y la denominada «casa común». «Frente a los cambios climáticos es necesario protegerla, para que no sea sometida a las lógicas de las ganancias, sino preservada para las generaciones futuras», sostuvo

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