Murió Rubén «La Chancha» Ale

Rubén «la Chancha» Ale, un histórico y polémico hincha de San Martín, club en el que llegó a ser Presidente, falleció este miércoles según confirmaron fuentes del Centro de Salud de San Miguel de Tucumán.

El ex dirigente purgaba una condena de 10 años de prisión por liderar una asociación ilícita dedicada al lavado de activos provenientes de la trata de personas con fines de explotación sexual y el narcotráfico, entre otros delitos, pero fue excarcelado en noviembre de 2020 por el Tribunal Oral Federal de Tucumán.

Una historia polémica, nacida en el Abasto

Ale comenzó junto a su padre Said en un puesto en el Mercado del Abasto, luego tuvo la famosa remisería Cinco Estrellas a mediado de los años 90. En poco más de quince años, «La Chancha» amasó un pequeño imperio que incluyó sociedades, campos y vehículos. Todo su clan estaba junto a él, con figuras como su hermano mayor Adolfo Ángel, «El Mono», su ex pareja María Jesús Rivero, entre otros.

Alperovich cuando era gobernador y La Chancha presidente de San Martín.

A fines de la década pasada fue presidente del Club Atlético San Martín.

Susana Trimarco lo señaló como el máximo responsable del secuestro y desaparición de su hija, Marita Verón, uno de los mayores enigmas de la historia policial argentina. Sin embargo, Ale nunca fue condenado por este crimen.

Sin embargo, no pudo evitar la cárcel para siempre; «La Chancha» cayó preso por delitos como lavado de activos, narcotráfico, extorsión y evasión de impuestos. Pasó por el penal de Ezeiza para volver a un arresto domiciliario, de cara a problemas cardíacos, junto a una obesidad mórbida y signos de Mal de Parkinson.

La triste celebridad por el crimen de Los Gardelitos

El 31 de diciembre de 1986 en San Miguel de Tucumán se registró “El doble crimen de los Gardelitos”, un caso que tuvo repercusión nacional. Un doble homicidio que tuvo su condena, pero no la que todos esperaban por una serie de polémicas resoluciones judiciales. Una causa que dejó al descubierto que en nuestra provincia la dimensión que adquiría el submundo.

Los primeros informes policiales daban cuenta de que en un Ford Sierra había sido encerrado por una camioneta en la que se trasladaban al menos ocho personas que abrieron fuego. En el tiroteo perdieron la vida Santos Pastor Aguirre y Enrique Soria en el acto. Juan Carlos Beduino, que conducía el vehículo, logró bajarse del auto y repeler el ataque a tiro limpio, por lo que recibió tres disparos.

“La Chancha” Ale (primero a la derecha) y Vázquez Carranza (buzo oscuro), en agosto de 1985.

Los otros dos ocupantes, cuyos nombres nunca trascendieron, lograron salvarse de milagro. Huyeron del lugar por caminos separados. Ellos fueron los que avisaron a sus familiares lo que había ocurrido. En cuestión de minutos, los miembros del clan que tenían fama nacional por la actividad ilegal que realizaban, se presentaron en el lugar.

Beduino había llegado ese día de Buenos Aires para pasar fin de año con sus parientes. Por la tarde, él y sus cinco parientes decidieron encontrarse con unos amigos para disputar un partido de fútbol. Cerca de las 17, decidieron regresar a su casa. Lo hicieron por Roca hacia el oeste. Al transitar por esa avenida al 200, observaron que su pariente María Ester Nieva les había hecho señas para charlar con ellos. Retornaron en la primera esquina que pudieron y fueron a su encuentro. La mujer estaba con su hija de cuatro años charlando con Ángel “Mono” Ale y su novia.

“En circunstancias en que regresaba a mi domicilio con la alegría propia de estar reunido con los parientes y amigos, el automóvil en el cual viajaba fue interceptado por el querellado Ángel Ale, quien desciende de un vehículo conducido por Nieva y, sin motivos, en forma fría y solapada, con armas de uso prohibido para la población civil, empieza a disparar contra el vehículo y sus acompañantes”, relató en el escrito que presentó Beduino cuando asumió el rol del querellante en la causa.

“Estaban buscando una matanza a la mejor forma de un gángster de la banda de Al Capone. A este ataque se le suma en forma sincronizada un hermano y otros compinches que están totalmente identificados en autos. Un ataque mortífero y con saña, tanto es así que en el hecho pierde la vida un adolescente de pocos años (refiriéndose a Soria) en la plenitud de su vida”, agregó el hombre que recibió los tres disparos.

Los “Gardelitos” siempre dijeron que después de que el “Mono” Ale comenzara a disparar las armas que llevaba en cada una de sus manos, aparecieron al menos entre cinco y seis personas que también atacaron a balazos al Sierra. Entre ellos, lograron identificar a Rubén “La Chancha” Ale y a Jorge “La Bruja” Vázquez. El lujoso vehículo terminó transformándose en una trampa mortal porque tenía tres puertas, lo que dificultó que sus ocupantes salieran rápidamente del vehículo. Soria murió al recibir un disparo en la cabeza cuando intentaba abandonar el auto. Pastor Aguirre, que estaba sentado en el asiento de atrás, no pudo ni siquiera escapar. Al parecer fue el primero en caer por la lluvia de balas.

En el vehículo donde se trasladaban las víctimas se encontraron tres armas de fuego. Según las pericias, ninguna habría sido disparada durante el ataque. Ese fue un indicio de que los “Gardelitos” no estaban preparados para la intercepción o por lo menos no se imaginaron lo que les esperaba. Ese es un dato clave, porque los Ale, después de que decidieran entregarse a las autoridades, contaron otra versión totalmente diferente, una teoría que los ubicaba como víctimas.

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