Federico Romano Norri sobre las elecciones en Tucumán: «He visto el aparato económico más importante de mi vida»

La última banca del Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán se definió voto a voto hasta la última mesa. Federico Romano Norri (h), de Inclusión Social – Juntos por el Cambio (JxC), le ganó por sólo siete votos a Sebastián Giobellina, de Activar – Frente de Todos (FdT).

La millonaria campaña que llevó adelante Activar, partido que usó la Asociación Bancaria para proyectar su campaña electoral de la mano del diputado Carlos Cisneros, le sirvió para colocar -por apenas un puñado de votos- a sus dirigentes en dos categorías clave: la intendencia (Rossana Chahla) y un legislador (Hugo Ledesma).

La sospechosa suerte que tuvo el partido de la Bancaria para acceder a esos cargos no corrió para todos sus candidatos de la capital, y no alcanzó ninguna de las 18 bancas del Concejo. La -no- elección de Giobellina marcó para Activar un rotundo fracaso si se considera el opulento gasto en publicidad proselitista que se puso por él.

Los 10.788 votos de Romano Norri sirvieron para impedir que la victoria de los candidatos que eligió Cisneros se prolonguen también al Concejo. «Me quedé peleando hasta que se cuente lo que había en mis actas, lo que había adentro de la planilla de escrutinio, lo que había en realidad…», cuenta Romano Norri sobre el trabajo que requirió para ganarle a la lista de Acitvar.

«Un momento de mucha tensión»

El concejal electo dice que vivió con tranquilidad el conteo final, pero no oculta la preocupación que se sentía a medida que faltaban cada vez menos votos por contar. «La verdad que en ese momento había mucha tensión, había cierto nerviosismo», expresa.

«Tenía la tranquilidad de que en el último circuito por escrutar constataba mis actas y las verificaba con otras actas que había pedido, y daban los mismos números que tenía yo. Entonces sabía que aunque ellos estén con una diferencia a favor la íbamos a revertir. Pero bueno… estaba la preocupación propia también», continúa.

Mezclaba esa seguridad de tener los votos necesarios con una inquietud interna de que le pase lo mismo que le terminó sucediendo a su correligionario Enrique Pedicone (ganaba hasta que en la última urna le dieron vuelta el resultado). «Cuando estaba 69 votos abajo me pasó otro concejal inclusive y ya no estaba número 18 (última lugar en el Concejo) sino vigésimo. Pero estuve confiado, me aferré a mi planilla, a tener a los abogados y apoderados ahí por cualquier presentación que pudieran hacer», narra.

El estrés del escrutinio se vivía en cada mesa, y estar abajo lo dejaba en una posición de desventaja respecto de su competidor. Debía encender las alertas y usar todos los recursos legales posibles para que la Junta Electoral Provincial (JEP) cuente los votos correctamente: «si ellos ya estaban arriba podían hacer planteos de nulidades en mesas donde yo sumaba 19 y ellos 5, y les achicaba 14 votos de una».

La política que responde al dinero

Para todo JxC fue un duro golpe notar que las elecciones en la provincia no les fueron favorables. El caso de Romano Norri no fue la excepción. «Teníamos la expectativa de que Roberto (Sánchez) iba a ganar con mucha más contundencia de la que ganó en la capital, que Beatriz (Ávila) iba a ganar la intendencia, e inclusive que íbamos a mejorar las elecciones de (José) Cano en 2015. Es lo que sentíamos en la gente y veíamos en las escuelas», afirma.

El peronismo no está en una situación favorable a nivel nacional y el gobernador Juan Manzur tenía (y tiene) aspiraciones que trascienden las fronteras provinciales. Para alcanzar un cargo nacional, como la vicepresidencia, no se podía permitir un mal resultado en Tucumán. En ese contexto las elecciones locales se transformaron en una enorme despliegue de dinero en toda la estructura del oficialismo.

«He visto el aparato económico más importante de mi vida. Desde muy chico que hago esto, a los 17 años fui jefe de campaña en la candidatura a diputado nacional de mi padre y puedo decir que lo que vi ese domingo no lo vi nunca antes en mi vida», asegura Romano Norri.

La situación -dice- lo deja preocupado a la hora de pensar en la provincia. No sólo desde el punto de vista de lo que la política le deja a las ciudadanos, sino también la respuesta de ese pueblo hacia la política. «Lo determinante de esto es la desesperanza que hay», observa.

«Hay una percepción social de que gane quien gane las cosas no van a cambiar, entonces el votante dijo ‘bue, para que votar a otro si las cosas no van a cambiar’ o terminaron, lamentablemente, de rodillas ante el sistema prebendario y agarrando algún tipo de dádiva porque hay un descreimiento de la política general y eso va en perjuicio de todos», analiza el concejal electo.

Por último explica que una de las cuentas pendientes que dejó está elección para comenzar a mejorar la realidad tucumana es modificar el sistema electoral, al que comparó con el Salteño. «Allá es con boleta única y voto electrónico. A las 19.15 estaban festejando los ganadores y me parece que fue la fiesta de la democracia. Y que es muy saludable para el sistema. Y que evita la cooptación de votos y el pago y entrega de prebendas y dádivas», cierra.

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