El incendio en el Mercado Persia puso al descubierto la crítica situación de los bomberos tras la gestión Manzur

Aunque caluroso, el que parecía un tranquilo mediodía de este domingo se vio conmocionado por un inmenso incendio en el Mercado Persia del microcentro tucumano. Fue una verdadera catástrofe que dejó no solo a decenas de familias arruinadas por las pérdidas materiales, sino también a seis bomberos heridos por el derrumbe del techo. Hasta anoche no se había confirmado ningún deceso, pero sí que la vida de un agente corría peligro por la gravedad de las lesiones que presentaba.

El personal de rescate se topó con dos problemas adicionales: la falta de agua en la cercanía del inmueble y la escasez de recursos básicos que obligó a que los vecinos de varios edificios bajaran con baldes y mangueras a auxiliar a los uniformados.

“¡Qué vergüenza! Tienen que cargar agua en los edificios porque ni eso les proveen a los bomberos, las mangueras están rotas”, se escuchó gritar a una mujer que, indignada, veía cómo los vecinos de un edificio de Salta al 300 salían con baldes cargados y se acercaban a la cuadra del incendio. Algunos policías que aislaron la esquina levantaron la cinta de seguridad para dejar pasar a los colaboradores; se armó una cadena humana para que los baldes llegaran más rápido al núcleo del fuego sin que los vecinos se acercaran a la zona roja.

“Tenemos agua, pero es un incendio de gran magnitud y estamos esperando refuerzos para atacar el fuego en conjunto. El daño material es total, hasta se cayó parte de la estructura. Estamos abastecidos de agua, pero estamos aprovechando el agua de los vecinos también”, aclaró a las 13.10, en conferencia, el comisario Julio Gutiérrez, de la Dirección General de Bomberos.

A lo largo del operativo, que duró más de cinco horas, varias personas mostraron su solidaridad y se acercaron con baldes y bidones cargados. Otros vecinos compraron agua mineral y jugo para hidratar a los rescatistas. Incluso en un momento una pareja de motociclistas llegó a la esquina de Córdoba y Salta cargando dos matafuegos grandes y se los pasaron a los efectivos.

A las 13.50, Ramón Imbert, funcionario de Defensa Civil de la Provincia, sostuvo: “sabíamos de las dimensiones del incendio por las fotos que nos llegaban, por lo que de primera mano pedimos apoyo a todos los cuarteles posibles. Sabemos que hay al menos tres bomberos que resultaron heridos por un derrumbe y que hay otros que están siendo asistidos por principio de asfixia; el ministro de Salud (Luis Medina Ruiz) está trabajando aquí con nosotros junto a Defensa Civil del municipio, la Guardia Urbana”.

“Tenemos que hacer un relevamiento de los edificios cercanos para ver cómo están las estructuras”, adelantó Imbert. Minutos después el personal de Defensa Civil les comunicó a los vecinos de un edificio de Córdoba al 800 que esa torre podría haber sido afectada gravemente por el fuego. “Al caerse el techo puede estar afectada la estructura del edificio, hay peligro de derrumbe”, le indicó uno de los agentes de la repartición a los habitantes de los departamentos. Muchos esperaban con sus mascotas y con algunos bolsos a la sombra de un techo cercano.

Imbert negó las versiones de los puesteros que denunciaban que Defensa Civil no realiza controles en el mercado Persia. “Es Defensa Civil de la Municipalidad la que controla los riesgos, y entiendo que estaban en condiciones porque se veía cómo los bomberos utilizaban los matafuegos disponibles, pero obviamente no dieron abasto. Además hay columnas hidrantes en las inmediaciones”, argumentó.

“Todas las unidades presentes están con permiso de operatividad”, respondió, sobre las críticas de los residentes y comerciantes que advertían sobre el estado de algunos camiones hidrantes de más de 30 años y sobre el mal estado de algunas mangueras que perdían agua en el camino.

A las 15 un gran grupo de bomberos voluntarios se sentó en la vereda de calle Salta a descansar tras más de cuatro horas de combatir el fuego. Mientras el grupo, integrado por jóvenes y adultos se hidrataba, el capitán del grupo los llamó a las 15.10 para que se reagruparan porque nuevamente comenzaba a salir humo desde el interior del inmueble. Se había reavivado uno de los focos del fuego.

“Las mangueras no pueden estar en el estado que están; Tucumán no está preparado para afrontar un incendio así ¿Dónde están las autoridades? No se puede vivir así, no pueden estar así las dotaciones de Bomberos. Estos chicos están haciendo todo lo que pueden y aun así no alcanza, están atando las mangueras con bolsas y trapos para que no derramen agua”, enfatizó Lourdes Fernández, estudiante e hija de una puestera que hasta ese momento no tenía certezas sobre qué había pasado con su mercadería. “No solo nos perderemos la época de las fiestas, que es cuando más se vende; creo que todos somos conscientes de que hasta el próximo año ninguno podrá tener aquí su fuente de trabajo, lo cual perjudica aún más a todas nuestras familias”, concluyó.

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