La Trágica Huella del Golpe Militar en Argentina. «Ni olvido, Ni Perdón»

Durante la oscura noche del 24 de marzo de 1976, Argentina se vio sumida en una de las páginas más sombrías de su historia contemporánea. Un golpe militar derrocó al gobierno constitucional de Isabel Perón, instaurando una dictadura que sembraría terror y violencia en todo el país durante los siguientes años.

La justificación del golpe, según los militares, era restaurar el orden y la seguridad nacional en medio de una crisis económica y política. Sin embargo, lo que siguió fue un régimen brutal caracterizado por la represión sistemática, la desaparición forzada de personas y la violación sistemática de los derechos humanos.

En Tucumán, la situación fue especialmente grave. La provincia se convirtió en un bastión de la represión militar, con la implementación de políticas represivas extremas en el marco del denominado «Operativo Independencia». Este operativo militar tenía como objetivo erradicar a la guerrilla en la zona, pero en realidad resultó en una escalada de violencia contra la población civil y en graves violaciones de los derechos humanos.

Durante el Operativo Independencia, miles de tucumanos fueron víctimas de detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones forzadas a manos de las fuerzas de seguridad. Centros clandestinos de detención, como el temido «Infierno Verde», se utilizaron para interrogar y torturar a aquellos considerados como enemigos del régimen.

En todo el país, el robo de bebés fue otra de las atrocidades cometidas durante la dictadura. Numerosas mujeres embarazadas que estaban detenidas ilegalmente fueron obligadas a dar a luz en cautiverio. Después del nacimiento, a los bebés les fueron robados y entregados a familias afines al régimen, mientras que a las madres se les informaba falsamente sobre el destino de sus hijos.

Frente a este horror, las Madres de Plaza de Mayo emergieron como una poderosa voz de resistencia y lucha por la justicia. Estas valientes mujeres, vestidas con sus pañuelos blancos, se reunían todos los jueves en la Plaza de Mayo para exigir la aparición con vida de sus hijos desaparecidos y denunciar las violaciones de los derechos humanos cometidas por el régimen militar.

A pesar del dolor y el sufrimiento, el pueblo argentino ha demostrado una increíble resiliencia y determinación en su búsqueda de verdad y justicia. Los juicios contra los responsables de los crímenes de lesa humanidad, tanto a nivel nacional como en Tucumán, son un paso crucial hacia la reconciliación y la construcción de un país más justo y democrático.

Recordar y condenar los horrores del pasado es fundamental para asegurar que nunca se repitan y para honrar la memoria de aquellos que perdieron sus vidas en la lucha por la libertad y la justicia. «Ni olvido, Ni Perdón».

 

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