Este incidente ha dejado a Brasil en una posición única entre las naciones occidentales, ya que el presidente Lula da Silva se ha negado a condenar el ataque de Irán a Israel, optando por una postura de neutralidad que ha generado críticas tanto internas como externas.
La comunidad judía brasileña ha expresado su decepción y frustración ante esta decisión del gobierno socialista, considerándola lamentable en un momento en que la solidaridad con Israel es ampliamente respaldada por otras naciones democráticas.
Las relaciones entre Brasil e Israel se han visto afectadas desde que Lula equiparó la ofensiva israelí en Gaza con el Holocausto, lo que llevó a Israel a romper relaciones diplomáticas con Brasil y declarar a Lula persona non grata.
Este giro en las relaciones bilaterales entre Brasil e Israel, apenas un año después de haber alcanzado un punto cercano bajo el mandato del expresidente Jair Bolsonaro, resalta las tensiones geopolíticas en juego y la importancia de las posturas políticas en la escena internacional.