En medio de un contexto de crisis, surge una disputa interna en el kirchnerismo entre La Cámpora y el sector liderado por Axel Kicillof. Este movimiento busca desplazar a La Cámpora de su posición dominante en la toma de decisiones del espacio peronista y empoderar a Kicillof como nuevo líder. Anteriormente, La Cámpora actuaba como intermediaria de las decisiones de Cristina Kirchner, pero tras su retirada de la política, la sumisión hacia este grupo se ha desvanecido, dando paso a diferencias y autonomía en el movimiento. Andrés «Cuervo» Larroque y otros referentes expresan su apoyo a Kicillof y critican la conducción de Cristina, cuestionando el papel de La Cámpora como emisarios de decisiones. Por su parte, La Cámpora rechaza estas acusaciones y defiende su posición. Las tensiones se incrementan, evidenciando una brecha cada vez más profunda en el kirchnerismo.