En medio de la polémica sobre el presupuesto universitario, estudiantes han destapado un entramado multimillonario de gastos en cuestiones de género en todas las facultades públicas del país.
Para el 23 de abril, las universidades nacionales han convocado a una masiva marcha en busca de una actualización del presupuesto educativo, a pesar de que el Ministerio de Capital Humano confirmó recientemente su aprobación, con aumentos significativos para gastos operativos y salarios docentes. Sin embargo, la convocatoria se ha convertido en una bandera de resistencia contra varios sectores políticos, aunque algunos cuestionen su relevancia.
En este contexto, estudiantes indignados por la utilización política de ciertos sectores han investigado en qué gastan las universidades y por qué dicen carecer de fondos para cubrir necesidades básicas. Un primer análisis revela un enfoque en los gastos relacionados con estudios de género, una parte del presupuesto que podría ser recortada sin afectar la calidad educativa, e incluso mejoraría.
Se destaca un considerable gasto en carreras y programas de género en diversas universidades nacionales. Por ejemplo, en la Universidad de La Plata se destinan millones para especializaciones en Educación en Géneros y Sexualidades, o en Perspectiva Feminista y de Derechos Humanos. Otros ejemplos incluyen la Universidad Nacional de Córdoba, la de Cuyo, la de Rosario, entre otras.
En un análisis más detallado, se encontró que las universidades gastan millones en organismos internos para implementar políticas de género. Por ejemplo, la UBA, que dice no poder pagar sueldos, invierte en una Comisión de Género para Agronomía, una Unidad de Género para Diseño y Urbanismo, entre otros programas similares en diferentes facultades.
Este gasto también se observa en otras instituciones como la UNC, que cuenta con una Prosecretaría de Género en Psicología, y la Universidad del Litoral, con un Programa de Género en Ciencias Jurídicas. Estos hallazgos plantean interrogantes sobre la gestión financiera de las universidades y el enfoque de sus inversiones en un contexto de demandas presupuestarias urgentes.
