De plazos irrazonables

Se suele decir, cayendo en un lugar común, que “justicia que llega tarde no es justicia”. Prefiero afirmar que los tiempos de la justicia muchas veces parecen no ser los tiempos de los ciudadanos. ¿Pero qué pasa cuando la justicia tarda tantísimo en llegar? ¿Y cuánto es “tantísimo”? Un caso tucumano resuelto recientemente quizás ilustre un poco el tema.

El 28/09/01 se cometió un homicidio en ocasión de robo. Sí, leyó bien, 2001. Hace tanto tiempo atrás que Marcelo Bielsa dirigía la selección nacional de fútbol. Faltaban más de 4 años para que Lio Messi debutase. Sí, una locura de tiempo.

Y hablando de tiempo, este empieza a pasar. Primero fueron días, luego meses y finalmente, años. El juicio se hizo en el 2021, casi 20 después de ocurridos los hechos y gracias a una citación a juicio del (lea bien sin desmayarse) 19/04/10.

Breve digresión. El plazo razonable es un derecho a favor del acusado. A riesgo de sobresimplificar, si usted comete un delito y el Estado lo acusa, no puede tenerlo con la incertidumbre de ir o no a prisión por años y años. Al fin y al cabo, todos tenemos una vida y no la podemos pasar sometidos a proceso.

Esa garantía es conocida por la defensa pública, que planteó que la acción penal no podía subsistir, atento a los casi veinte años que habían pasado. Sin embargo, se topó con el argumento del tribunal, que dijo “estamos en presencia de una causa compleja”. Y no, no es broma, pues con ese razonamiento, el juicio continuó hasta que se dictó la condena de los acusados.

Volviendo al caso, este dislate tuvo su punto final en la corte tucumana en agosto pasado. El tribunal tomó el toro por las astas y evaluó la argumentada violación al plazo razonable.

¿La causa era compleja? ¿Los acusados a lo largo del proceso lo alargaron a su conveniencia? ¿Qué hicieron las autoridades judiciales durante tanto tiempo? Esas preguntas fueron claves para el análisis cortesano.

La conclusión fue demoledora: «Nos encontramos en el análisis de una causa con ausencia total de respeto por los tiempos procesales», dicen los supremos. Con eso, les dieron la razón a los condenados en su planteo. Estos no solo recuperaron su libertad, sino que luego de estar sometidos a un proceso de más de dos décadas adquirieron certeza de su situación. No es poco, pero sin duda que tiene sabor a poco.

Agustín Acuña.

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