Jano y el peronismo

El Partido Justicialista siempre se caracterizó por contener a la izquierda y la derecha, o lo que hoy sería el progresismo y el liberalismo. Muchos fenómenos argentinos se explican mejor en la literatura que en la realidad. Muestra de esto es el cuento de Osvaldo Soriano “No habrá más penas ni olvido”, que también fue película, dirigida por Héctor Olivera en 1983. En un pasaje de la trama dos peronistas, uno de izquierda y otro de derecha, se disparan mutuamente al grito de ¡viva Perón! Y caen muertos.
La disputa y la visión sobre la seguridad en la Argentina peronista de Sergio Berni y Sabina Frederic es sólo la personificación de dos posturas muy arraigadas en el pensamiento argentino. Por una parte, un garantismo (necesario) y de gran importancia si tenemos en cuenta que la historia de las fuerzas de seguridad en este país no se caracterizó por el respeto al debido proceso y las garantías personales. Y por el otro lado, una visión más próxima al hartazgo y el miedo, con Berni que conoce el conurbano y el funcionamiento del poder judicial y su efecto en el humor social, también hay que decir que es caldo de cultivo para una derecha recalcitrante que añora a los militares y ”la mano dura” que termina cualquier discusión con la apoteósica frase ”hay que matarlos a todos”, ¿quiénes son todos?, ¿quién tiene que matarlos? O ¿por qué? Nadie sabe, aclaro que en este extremo no inscribo a Sergio Berni.
Esto que parece la antesala de una ruptura es en realidad una fortaleza del peronismo que puede representar entre sus funcionarios a todo un arco de pensamiento y, por tanto, ocupar esos espacios que de otro modo serían ocupados por actores de la oposición.
En una realidad cada vez más complicada, los hechos de inseguridad y en particular los delitos contra la propiedad sólo están contenidos por la cuarentena social, terminada esta todo indica que se multiplicarán. El desafío es evitar que un simple ciudadano se convierta en víctima, juez y verdugo.