En la debacle del kirchnerismo, Juan “Zelig” Manzur se convirtió en la vedette

Por Germán García Hamilton

Según la RAE, “Debacle” es un término que se aplica a las situaciones que se tornan un desastre o una destrucción cuando llegan a su final. La palabra del francés “débвcle”, la palabra se transformaba hasta llegar a báculo, traducido al español.

Todos en el kirchnerismo menospreciaban a Juan Manzur, el gris sanitarista tucumano, esa suerte de Zelig*, de perpetua sonrisa complaciente, que no había parado de ascender con sólo su complacencia como militancia.

La Cámpora, esa abstracción que pretende ser la institucionalización del extraordinario fenómeno político llamado kirchnerismo, desprecia a los Manzur, esos dirigentes sin educación política, sin manejo de la dialéctica materialista, ignorantes de Jauretche que, sin embargo, consiguen el poder que las eruditas Fernandas Vallejo, no logran.

Sin embargo, este inestable jueves el nombre de Juan Manzur fue el más importante de la jornada. En principio el gobernador sanjuanino Serio Uñac se había convertido en el número uno de los políticos nacionales capaces de superar la mayor crisis institucional de los últimos 10 años.

Después del cuyano, que rechazó el ofrecimiento de Alberto Fernández para asumir como Ministro del Interior, el presidente se reunió con Manzur. El apellido del gobernador tucumano inundó los medios porteños durante horas, hasta que por fin se supo que también había rechazado el cargo.

Hasta ese momento el mandatario tucumano aparecía como otro simple manotazo de ahogado del Presidente -traicionado por su vicepresidenta, Cristina Kirchner-, que buscaba con desesperación el sucesor del sólido Wado De Pedro para el crucial Ministerio del Interior.

Pero no quedó allí. Horas después (o minutos), la mismísima vicepresidenta comunicó en su carta al pueblo argentino que había sido ella misma quien propuso a Alberto el nombre de Juan Manzur como titular de Interior ante la crisis que afronta el Frente de Todos, potenciada por la estrepitosa derrota electoral del domingo.

Así, el tucumano se volvió El personaje central de la crisis.

En síntesis, el ciego poder central ve en el tucumano su salvación. Poco se interesaron en su palidísimo desempeño electoral, en el que sólo consiguió el 30 por ciento de los votos, inédito para un gobernador tucumano en el Siglo XXI.

Pero, a pesar de todo, Manzur rechazó el ofrecimiento para evitar su mayor adversario, el vicegobernador Osvaldo Jaldo asuma en la provincia y lo deje fuera de su carrera política en Tucumán.

En conclusión, un dirigente en decadencia en Tucumán, sin futuro, rechazó uno de los cargos más importantes a nivel nacional. Esa es, quizá, la más clara señal del tamaño de la crisis política e institucional que afronta el país.

  • *Zelig (1983) es una comedia de Woody Allen, en la que el personaje princial “Leonard Zelig” se mimetiza con cada uno de sus interlocutores, en un intento por evitar cualquier conflicto. Una de las escenas más polémicas es cuando se “transforma” en un apasionado militante nazi cuando conoce a Adolf Hitler.

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