Por Martín Javier Augier
Don Benito de Lazcano y del Castillo, Obispo de Córdoba, de abundante historia, nacido en la vieja provincia de Santiago de Estero el 21 de marzo de 1778, y fallecido un 30 de julio de 1836. Hijo de Hilario de Lazcano y de Andrea del Castillo ambos padres de raíces cordobesas, nos relata la historiadora Valentina Ayrolo que don Hilario de Lazcano padre del sacerdote, era un capitán de milicias y luego Regidor de Córdoba. La formación teológica de Benito pasó por la Universidad de San Carlos de Córdoba donde obtuvo el grado de Licenciado en Teología y en Derecho Civil. Ayrolo continua su investigación con un dato de color; don Benito de Lazcano antes de ordenarse sacerdote en 1801, mientras estudiaba recibía un patrimonio de 100 pesos anuales, comida y ropa limpia, que le otorgaban sus tíos Don Lorenzo de Recalde y Cano , prestigioso cabildante, regidor, defensor de menores, y nada menos que alférez real, hombre de gran fortuna en Córdoba, casado con doña Ramona del Castillo, tía carnal del joven Benito, quienes además fundaron una capellanía eclesiástica de dos mil pesos fuertes cuando se ordenó su sobrino. El olvidado sacerdote tuvo notoria actuación durante las guerras civiles entre unitarios y federales inclinado por esta última corriente de la que era destacado participe, venía de una familia ligada fuertemente a la política. Fue cura de campaña en Río Tercero Córdoba donde fundó misiones entre los indígenas predicando y convirtiendo en la fe católica a muchos de ellos. Fue rector del prestigioso colegio Montserrat, donde estudio don Santiago Derqui (futuro presidente de la nación), quién en complicidad con el gobernador don José Vicente Reinafé (cuyo apellido irlandés original Queenfaith fue castellanizado o «acriollado»), expulsaron violentamente de la provincia de Córdoba al sacerdote Benito, en ese entonces obispo, quién tuvo que salir disparando a la provincia de Corrientes y finalmente se exilió en la Rioja, donde no dejaba su rencor contra quienes cometieron semejante ofensa contra su persona. Tiempo después excomulgó de la iglesia católica en junio de 1834 a Santiago Derqui, quién es el único presidente de Argentina excomulgado o uno de los pocos que conocemos, aunque algunos suponen que los motivos podrían ser que Derqui era miembro de la masonería, lo que serían suposiciones otros sostienen que fue por el exilió que sufrió el obispo y es la teoría más aceptable.
A la caída de los hermanos Reinafé a fines de 1835, regresó a Córdoba, donde logró que las resoluciones en su contra fueran declaradas nulas por el gobernador D. Manuel López, un aliado incondicional de Rosas. En 1836 fue nombrado obispo de Córdoba, pero falleció el 30 de julio del mismo año.