La batalla de Tucumán, 24 de Septiembre de 1812.

Por Martín Javier Augier

Don Pío Tristán al igual que Don Manuel Belgrano, había nacido en este continente, el primero hijo de Don José Joaquín de Tristán del Pozo y Carassa, nacido en Perú, quién era Regidor perpetuo del cabildo de Arequipa, comandante del ejército real. El segundo hijo del rico comerciante don Domingo Francisco Belgrano Peri, nacido en Italia, Procurador general del Cabildo de Buenos Aires.

Ambos se conocieron en la Universidad de Salamanca.

Después de las desastrosas derrotas en el Alto Perú (Bolivia) de las fuerzas revolucionarias patriotas frente a las fuerzas realistas patriotas comandadas por el Brigadier General. D. José Manuel de Goyeneche y Barreda en ese entonces Gral. y posteriormente conde de Guaqui, vencedor de la Batalla de Guaqui el 20 de junio de 1811, donde las fuerzas del peruano realista aplastaron a las denominadas fuerzas porteñas comandadas por Juan José Castelli y don Antonio González Balcarce. Las fuerzas realistas luego subestimarían a las fuerzas patriotas.

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José Manuel de Goyeneche y Barreda, I conde de Guaqui 

La derrota de Guaqui bajó la moral de las fuerzas revolucionarias que venían a las anchas llevando al patíbulo a todo aquel no adepto al nuevo orden en el Virreinato del Río de la Plata. En el Alto Perú (hoy Potosí) cuando ingresaron las tropas revolucionarias a la rica ciudad de Potosí, el 25 de agosto de 1811, habían realizado todo tipo de actos innobles a una sociedad que la mitad los esperaba con los brazos abiertos, pero el saqueo a la Real Moneda de Potosí, donde se colgó al director de la misma, se profanó la iglesia destruyendo sus imágenes religiosas enlazandose la cruz y arreada hasta la plaza mayor, realizó todo tipo de actividad crápulas, las casas saqueadas. El 26 de agosto de 1811, con cuarenta carros mulas repletos de plata y oro de la Real Casa de la Moneda. El Gral. Juan Martín Pueyrredón, no tiene mejor idea que trasladar los carros mulas repleto del tesoro real de noche con sus montoneras hasta Buenos Aires, enfrentando a tiros a los ciudadanos que se interponen en el camino.

Documento en el Archivo Histórico de Tucumán donde menciona la conspiración de los españoles, 10 de ellos fueron pasados al patíbulo.

El conde de Guaqui Brigadier de los Reales Ejércitos D. José Manuel de Goyeneche y Barreda, quién conocía los sucesos de Potosí, venía victorioso de la Batalla de Sipe Sipe el 13 de agosto de 1811, venciendo al Brigadier del denominado Ejército del Norte don Francisco del Rivero y el Coronel D. Eustoquio Díaz Veléz – Araoz, lo que permitió al Brigadier de Goyeneche ocupar la ciudad de Cochabamba con la intención de marchar a la mismísima capital del Virreinato del Río de la Plata, y dar un escarmiento a los rebeldes, a los saqueadores.

Pero en el camino comete el grueso error de nombrar a su pariente y paisano don Pío de Tristan y Moscoso, como él perteneciente a una distinguida familia del Alto Perú, pero poco conocedor de estrategias militares por su escasa formación militar. Este ingresó a la prestigiosa universidad de Salamanca «Quod natura non dat, Salmantica non præstat» «lo que la naturaleza no da Salmanca no presta u otorga«. Allí en Salamanca conoció a Belgrano, ambos eran americanos y amantes de las letras. En dicha universidad debía presentarse una extensa carta de recomendación afirmando la calidad del ingresante.

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Pío Tristán

Siguiendo con Belgrano el Triunvirato, le prohíbe a Belgrano cualquier acción contra los realistas.

Manuel Belgrano - Wikipedia, la enciclopedia libre
Manuel Belgrano, óleo pintado por François Casimir Carbonnier

Belgrano con ayuda del austriaco Eduard Ladislaous Kaunitz von Holmberg, jefe de estado mayor en armas, especialista en armamento bélico construyeron cañones a toda marcha con los escasos recursos.

Réplica de cascos usados por los españoles, realizados en cuerpo crudo por originarios. Imagen tomada por el autor de la nota en el museo de Jujuy.

Las fuerzas realistas airosas envalentonadas y bien disciplinadas en ese entonces, avanzaron de Bolivia a toda marcha a la provincia de Jujuy para dar con D. Manuel Belgrano, quién no era militar de carrera, sino doctor en leyes, este siguió las ordenes de Buenos Aires y se rehúsa al combate, reculó sus animales y tropas camino a Tucumán, no sin antes tener una sorprendente estrategia militar de llamar al «Éxodo Jujeño» (el 23 de agosto de 1812), ordenar la quema de todo alrededor del Real Camino de Perú para que las tropas realistas que bajaban desde Bolivia hasta la pequeña, pero rica ciudad de Jujuy, no tengan cómo abastecerse se ordenó la destrucción de casas, campos y arreo de todo animal. So pena de ser fusilados. La sociedad jujeña estaba dividida entre los adeptos al antiguo orden y los adeptos al nuevo orden que se venía gestando desde la Revolución de Mayo.

Sable de Caballería modelo 1797, usado por las tropas patriotas independentistas. Imagen tomada por el autor de la nota en el museo de Jujuy.

Es de imaginarse la espeluznante desoladora imagen que tuvieron que ver las fuerzas realistas caminando por cientos de kilómetros, desmotivando las mismas.

Efemérides de Hoy 23-08-17 | LRJ925 Radio Capilla de Rodríguez

En ese interín de marchas hubo un intercambio de cartas donde Tristán le proponía a su ex compañero de universidad Manuel Belgrano, que abandone la causa emancipadora y se pasé al bando realista, ya que la gesta independentista estaba perdida escribía Tristán. Belgrano respondería muy amablemente con convicción de quién no le importa la gloria, sino la causa

Tristán en todo el camino real no encontraba más que paisajes desoladores, campos rasos por el fuego, falta de agua, de alojamiento, pero no podía retirarse mucho del «Camino Real del Perú» . Así que continuó firmemente en el Camino Real o Camino al Perú. Ya en el sur de Salta, Tristán y su coronel de los reales ejércitos don Agustín Huici se separan, este último se adelantó y el 3 de Septiembre de 1812, se encontró con tropas del ejército del norte, produciéndose el Combate de Río de las Piedras, en la actual localidad de Metán Salta.

En las que salen victoriosas las fuerzas del Gral. D. Eustaquio Díaz Veléz – Aráoz, el Gral. D. Juan Ramón González Balcarce, el austriaco Eduardo von Holmberg, el francés Charles Forest, y el tucumano D. Miguel Aráoz, quién comandaba el Batallón de Pardos y Morenos.

El Coronel de los Reales Ejércitos don Agustín Huici, sufre una baja menor a la que restó importancia, más que combate fue una pequeña escaramuza, los patriotas son los primeros en abandonar el campo de batalla aún venciendo, esperando una segunda batalla se da cuenta que los patriotas rebeldes se habían retirado, por cuestiones que no quedan claras el coronel realista D. Agustín Huici, entró a la Villa Vieja de Trancas Tucumán, sin escolta, con un porta estandarte real, y un capellán, como si de fundar un pueblo se tratara, casi inmediatamente fue tomado prisionero, siendo uno de los más renombrados coroneles realistas afamado por su bravura y ferocidad tanto por sus adversarios como sus pares, sirvió para levantar la moral de las tropas revolucionarias patriotas.

Belgrano celebró el apresamiento de Huici (quién moriría en cautiverio luego de 4 años confinados denunciando todo tipo de torturas y tratos crueles, en San José del Moro, Provincia de San Luis).

Muy cauto Belgrano no compromete su compromiso y marcha a Tucumán. Tristán encuentra a los soldados sobrevivientes de Huici en el camino y se entera la noticia de la captura de su coronel, vas tras Belgrano, este último logra llegar a Tucumán donde es bien recibido y logra abastecer sus fuerzas con las de los tucumanos un grupo de civiles y gauchos comandados por D. Bernabé Aráoz, un reducido grupo de catamarqueños comandados por D. Bernardino Ahumada y Barros, y santiagueños, siendo el grueso de los voluntarios los tucumanos.

Tristán persiste en ocupar la provincia de Tucumán y en escarmentar a los revoltosos amantes del patíbulo y los tratos crueles a sus adversarios de las amenazas por proclamas. En recuperar a su coronel. Tristán estaba más que decidido en dar batalla.

Cerca la ciudad de Tucumán, Belgrano se ve obligado a aceptar la batalla. Forma rápidamente un ejército que venía preparado para tal momento con Tristán, coloca al Barón de Holmberg a cargo de la artillería, a las órdenes don Francisco Villanueva, el teniente D. Juan de Santa María, don Pedro Luna, las municiones a cargo de subteniente don José Velásquez, actuando de ayudante el entonces teniente D. José María Paz. La infantería con tres columnas con el coronel francés Charles Forest, el capitán Ramón Echevarria a cargo de las tres secciones, y el teniente J. Helguera, el ayudante mayor Blas Rojas, la segunda columna al mando del comandante del Regimiento del 6 de Infantería Coronel D. Ignacio Warnes, en ese entonces ayudante de Belgrano, el capitán don José María Sempol y don Melchor Tellería, la tercera el Batallón de Pardos comandados por don José Superí. La tercera con el teniente don Ramón Mariño. Don Miguel Aráoz segundo comandante del 6 de Infantería. La división de caballería a la orden de don Juan Ramón González Balcarce, el capitán de Húsares Cornelio Zelaya, el teniente de voluntarios el salteño don Rudecindo Alvarado, don José Barnáldez, los capitanes don Fermín y Nicolas Vaca, la reserva de infantería a las ordenes del coronel Manuel Dorrego. En otra caballería denominada Dragones se encontraba don Diego González Balcarce, don Rufino Valle, y don Antonio Arévalo. En las milicias de Tucumán se había enrolado don Gregorio Aráoz de la Madrid y su hermano Francisco.

La batalla del 24 de Septiembre de 1812.

En la mañana del 24 de septiembre de 1812, el Gral. Manuel Belgrano estuvo orando a la Virgen de la Merced.

Tristan se sentía muy confiado y marchó a la ciudad para dar batalla y un castigo ejemplificador a los insurgentes, pero rodeo la ciudad sin entrar a combatir. Belgrano llevó sus tropas trasladando la batalla de Tucumán al llamado <Campo de las Carreras> conocido dicho campo por ser de cuadreras (carreras de caballos) en ese entonces uno de los terrenos más desparejos de Tucumán.

La batalla fue encarnizada y el tronar del cañón de barón Holmberg no daba respiró a las tropas realistas diezmando sus soldados, a ello se le sumó que el ejercitó realista traía acarreado en mulas el tesoro del Real Ejército, y debían custodiarlo con una columna militar. El jefe realista desesperado por los destrozos que causaba la cañonera y artillería patriota revolucionaria, ordenó disparar a discreción y avanzar con bayonetas para combatir cuerpo a cuerpo. Belgrano ordenó repeler el ataque con la caballería de Balcarce que era la más numerosa que tenía y con la tropa gaucha recién reclutada de tucumanos. La artillería del coronel José Superí, Warnes, el francés Forest, y el austriaco Holmberg, habían iniciado el ataque destrozando los batallones realistas de Cotambas y Abancay, los realistas respondieron cargando la bayoneta, mientras Belgrano ordenó cargar los cañones y el avance con la carga de la 6 infantería de Warnes.

El saqueo en plena batalla a los carros de Tristán.

La desorganización y caos para las tropas realistas que se encontraban mutiladas otras desbandadas era tremenda. Podría asimilarse a la famosa Batalla de Azincourt de los franceses contra los ingleses, donde los primeros superiores en número, cargados de pesadas armaduras, querían luchar cuerpo a cuerpo, y perecen bajo las flechas de los ingleses ante el terreno fangoso, recién labrado que eligieron los ingleses para dar batalla. Continuando con la épica Batalla de Tucuman. La infantería gaucha logró romper con la formación de la columna que protegía las mulas que cargaban los avíos, el tesoro conformado en metales preciosos repletos de oro y plata, esto generó más caos en el ejército realista, pues la batalla estaba siendo prácticamente perdida por el saqueo de parte de las tropas gauchas tucumanas.

Díaz Vélez con D. Manuel Dorrego y su infantería tomaron el parque de artillería de Tristán, que contenía muchas carretas cargadas de armas, municiones, y gran parte de los cañones.Tomaron, además, los estandartes reales, banderas de los regimientos Cotabambas, Abancay y Real de Lima. Se hicieron de centenares de prisioneros. Terminando la Batalla de Tucumán, victoriosa para las tropas independentistas.

Tristán, ordenó la retirada. Hizo un último intento por la vía diplomática, intimando a Díaz Vélez a rendirse en un plazo de dos horas, bajo amenaza de incendiar la ciudad. Díaz Vélez le respondió a que se atreviera, ya que las tropas de la Patria eran vencedoras y que tenían cautivos a 354 prisioneros, 120 mujeres, decenas de carretas de bueyes, todas las municiones de fusil y cañón, 8 piezas de artillería, 32 oficiales y 3 capellanes tomados al ejército realista. Agregó que, de ser necesario, degollaría a los prisioneros, entre los que se encontraban cuatro coroneles. 

Tristán totalmente destrozado, abandona las mujeres, capellanes, y oficiales de su ejército tomados prisioneros y se dirige rumbo a Salta.

ESA VIEJA CULTURA FRITA: LA PIRÁMIDE DE LA CIUDADELA
La Pirámide de la Ciudadela de Tucumán en conmemoración de la batalla de Tucumán

Manuel Belgrano agradece a la Virgen de la Merced

Don Manuel Belgrano fue hasta la imagen de la Virgen y entregó su bastón de mando, y ¡la proclamó Generala del Ejército del Norte! Por eso, hoy la Virgen de la Merced, es Patrona del Ejército Argentino.

La fe en la Virgen de la Merced y la Batalla de Tucumán | Secretaria de  Estado de Comunicación Pública
Imagen de la Virgen de la Merced con el bastón de mando de Manuel Belgrano en la actualidad.

Despacho dados por el Gral. Belgrano a integrantes del Regimiento de Milicias Patrióticas de Tucumán son:

Bruno San Martín, José Davila, Cipriano Ferreiro, Bernabé Aráoz, Diego Araoz, Cayetano Araoz, Jerónimo Zelarayan, Pedro Velardez, Javier Norri, Miguel Soto, Javier Avila, Miguel Gerónimo Núñez, Juan Gualberto Peña, Miguel Peñalba, José Ignacio Sierra, Domingo Ramón, Pedro Urquizo, Melchor Garmendia, Joaquin Calderon, Felix Nuñez, Francisco Santillan, Juan Manuel Garcia, Pedro Garcia, Pedro Argañaraz, Felix Caceres, Pedro Lucas Gramajo, José Mur, Bernardo Acosta, José Carrasco, Benedicto Araoz, Joaquín Valdez, Ramón Marturel, Mateo Delgado, Toribio Domínguez, Domingo Ignacio de Herrera, entre otros

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Documento donde se menciona los soldados y voluntarios de la heroica Batalla de Tucumán. Archivo Histórico de Tucumán. Investigación de autor.

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