¿Por fin Justicia?: Alperovich irá a juicio oral por los reiterados abusos que denunció su sobrina

El ex gobernador de Tucumán José Alperovich irá a juicio oral en el marco de la causa por la acusación de abuso sexual que presentó su sobrina, que también era su asistente. Así lo determinó el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Nº 35 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El Juzgado dio por clausurada la instrucción de la causa que llevó adelante la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°10 de la Capital Federal, a cargo de Santiago Vismara, y la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), a cargo de Mariela Labozzetta, según informó la agencia Noticias Argentinas.

La defensa del ex senador había realizado una serie de planteos ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional que le fueron denegados, por lo que ahora el siguiente paso el e juicio oral. La Fiscalía había pedido la elevación a juicio en mayo pasado, al acusar a Alperovich de tres hechos de abuso sexual -dos de ellos cometidos en tentativa- y seis sucesos de violencia sexual agravada por haber sido con acceso carnal. Los hechos tuvieron lugar en 2018 en Tucumán y en Capital Federal.

Lo señalado por la denunciante, sostuvieron los fiscales, fue avalado por los informes y los peritajes psicológicos realizados en la causa, así como también por la Junta Médica realizada y las declaraciones que dieron distintas profesionales que tuvieron contacto con la joven. En esos informes, señalaron el contexto en que ocurrieron los hechos donde se daba en un ámbito de violencia.

La causa

“Quedó comprobado cómo el imputado utilizando su fuerza física, ejerciendo abuso intimidatorio de poder y violencia de género, reducía bajo su dominio a la víctima, y la ponía como un mero objeto de satisfacción sexual, de cosificación, sometiéndola de forma violenta, ultrajante y degradante, haciéndolo por el transcurso de un poco más de tres meses”, precisó la fiscalía en su requerimiento de elevación a juicio. Explicaron luego que los primeros abusos ocurrieron a mediados de diciembre de 2017 y que persistieron hasta diciembre de 2018.

Vismara y Labozzetta explicaron lo que significaba, para este caso en concreto, el estado de cautividad que padecía la víctima y que tenía la particularidad de estar condicionado por la subordinación económica, social, psicológica, legal y política, así como la fuerza física, según publicó el sitio Fiscales.org.ar.

Dentro del dictamen, los fiscales manifestaron la relevancia de evaluar los distintos factores de la causa con perspectiva de género. En ese sentido, recordaron que la Ley 26.485, de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, define a la violencia contra las mujeres como “toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal”.

Dentro del escrito, Vismara y Labozzetta explicaron lo que significaba, para este caso en concreto, el estado de cautividad que padecía la víctima y que tenía la particularidad de estar condicionado por la subordinación económica, social, psicológica, legal y política, así como la fuerza física. Esa cautividad lleva a que la víctima esté en continuo contacto con el agresor y que este se convierta en la persona más poderosa dentro de su vida.

“Los métodos para obtener el control de la víctima consisten en infligir el trauma psicológico de forma sistemática y repetitiva. Son técnicas organizadas de debilitamiento y desconexión. Estos métodos están pensados para causar terror e indefensión y destruir el sentido del yo de la víctima en relación con los demás. El efecto de esta técnica es convencer a la víctima de que el abusador es omnipotente, que resistirse es inútil y que su vida depende de que se gane indulgencia a través de la sumisión absoluta”, precisaron.

Los fiscales sostuvieron además que tanto el informe pericial psicológico como las constancias médicas, las declaraciones de los testigos y las constancias de las conversaciones entre Alperovich y la víctima fortalecieron el relato realizado por la denunciante. En esa línea, manifestaron: “No estamos en presencia de un único y aislado testimonio, sino que existen numerosas pruebas que han podido recabarse y que permiten afirmar, con la certeza requerida en esta etapa, que los hechos denunciados ocurrieron del modo que hemos expuesto, y que su autor ha sido el aquí imputado José Jorge Alperovich”.

El difícil camino hacia la Justicia

La joven tenía 29 años cuando planteó la demanda. En el expediente dijo que trabajaba como asesora de Alperovich y detalló los hechos que ocurrieron en Buenos Aires y en Tucumán, entre diciembre de 2017 y mayo de 2019. En los dos años y medio que pasaron tras la denuncia, el ex gobernador nunca más volvió a dar una entrevista a ningún. Apenas subió unos mensajes a través de sus redes sociales y después volvió a recluirse en el silencio.

Además de dar precisiones sobre lugares, fechas y horarios, la sobrina describió el modus operandi del acusado de violación. Dejó en claro que el ex senador ejercía abuso de poder sobre ella, tanto psicológica y familiar como a nivel laboral. También precisó que utilizaba todos los recursos de su entorno y oportunidades para quedarse a solas con ella. “Él no paraba a pesar de mis ruegos, me dijo que no sea tan arisca, que así, ‘asexuada’ no le servía”. Esos testimonios forman parte de la declaración en sede judicial, se ventilaron entre los integrantes de la familia y después se filtraron a la opinión pública.

En una carta pública, la joven había relató su situación. “El avasallamiento fue demoledor Tanto que ni siquiera pude ponerlo en palabras. Él oscilaba libre y cómodamente en los tres escenarios ante los que me posicionaba: el familiar, el laboral y el del horror de la intimidad que me forzaba a vivir con él”. En aquella carta, la denunciante recordaba ese episodio con estas palabras. “No quería que me besara. Lo hacía igual. No quería que me manoseara. Lo hacía igual –detalló-. No quería que me penetrara. Lo hacía igual. Inmovilizada y paralizada, mirando las habitaciones, esperando que todo termine, que el tiempo corra. Ya saldría de ahí y estaría en mi casa, ya habría más gente alrededor, ya el disimulo y el trabajo lo iban a alejar de mí”.

En plena pandemia de coronavirus, el expediente estuvo como en una meseta. El confinamiento por los contagios contribuía a esa parálisis en tribunales y hubo momentos en que parecía que no iba a avanzar. La causa judicial empezó a moverse a fines de abril de este año, cuando citaron a indagatoria al ex gobernador. Durante más de una hora, Alperovich declaró a través de una videoconferencia por zoom. Dio su versión, negó los hechos por los cuáles está imputado y se negó a contestar preguntas. Con 67 años cumplidos, intentó convencer al juez de que todo forma parte de una conspiración para sacarlo del escenario político, relata ElDiarioAr en una extensa crónica sobre el abuso.

Para preservar su identidad y no tener que exponer su rostro ante los medios, Milagro Mariona fue designada en el rol de vocera mediática de la sobrina de Alperovich. “Las víctimas de abuso sexual denuncian cuando pueden, no cuando quieren –asegura Mariona, al hablar sobre el tiempo que tardó la denunciante en salir de esa situación-. Hay una violencia psicológica que las paraliza, que hace que se autoculpabilicen y que no puedan salir de ese lugar en el cual fueron puestas, porque el abuso sexual no es solo un acto físico, sino también psicológico –agrega-, donde hay una situación de menosprecio, hay una situación de poder, y eso afecta la psiquis de una persona y además no solo era su jefe, sino que también era una persona familiar, que era querida por su familia y en quien había confiado para trabajar en ese espacio político; entonces todo eso fue complejizando la posibilidad de salir, de huir”, resalta.

Los delitos que se le imputan tienen penas de entre 6 y 15 años de prisión. “Al monstruo hay que ponerle nombre y apellido y el mío se llama José Jorge Alperovich, mi tío segundo y jefe”, escribió la denunciante en aquella carta pública de 2019. “No miento, no busco fama. Nadie quiere hacerse famosa por contar el horror que vivió –resaltó-. No quiero dinero ni hay un trasfondo político detrás de mi denuncia. Soy mucho más que todo eso que se pueda especular. Esto es por mí. El motivo más importante de mi vida es mi renacimiento, mi sanación y la búsqueda de justicia”.

Además de dar precisiones sobre lugares, fechas y horarios, la joven describió el modus operandi del acusado de violación. Dejó en claro que el ex senador ejercía abuso de poder sobre ella, tanto psicológica y familiar como a nivel laboral. “Sos mi dueña”. “Te voy a proteger siempre”. “Te amo”. Esos testimonios forman parte del expediente.

Otro episodio sucedió el 9 de marzo de 2018 en la casa nueva que Alperovich tenía en Yerba Buena. La joven denunció que hubo violación con acceso carnal. “Él le pidió al personal de seguridad que se quede en otro sector –describió la sobrina- y para mí fue un día espantoso porque él me atacó en el sillón. Me hizo tocarlo forzadamente, se bajó el pantalón y el calzoncillo mientras me decía ‘mirá cómo me ponés’”. También agregó que dos días después ocurrió el séptimo abuso denunciado. Fue el 12 de marzo de 2018 y en la misma casa. La joven describió que entonces se produjo un forcejeo.

Otro de los abusos descripto por la denunciante se produjo el 9 de febrero de 2018, cuando el acusado estaba en plena campaña electoral. Dijo que ambos se trasladaban en un auto hacia la localidad de Simoca, en el sur tucumano. Describió que la tocaba mientras iban en el vehículo. En el expediente se detalla que el auto era un Volkswagen Passat azul patentado como AB 472 RT, que era manejado por un chofer de Alperovich.

El mismo día en que se efectuó la denuncia en su contra, el 22 de noviembre de 2019, el entonces senador tucumano estaba de vacaciones en Miami y contraatacó a través de las redes sociales. “Cuento con numerosas pruebas –publicó Alperovich- y testigos que demuestran mi inocencia y la verdad”. En ese tuit, además, escribió el nombre y apellido de la denunciante, lo que provocó la reacción de las organizaciones que defienden los derechos de las víctimas de abuso sexual y de violencia de género, porque violó el protocolo de reserva de identidad para estos casos. Al día de hoy, en la cuenta de Twitter de Alperovich se mantiene el mensaje con el nombre y apellido de su sobrina.

La escandalosa nota en La Gaceta

La sobrina que lo denunció en tribunales había empezado su labor en el Ministerio de Gobierno de la provincia. Luego fue asignada como asistente personal del ahora procesado en la planta transitoria del Senado Nacional. Ella se encargaba de la agenda diaria de reuniones. En abril de 2019, en plena campaña electoral, Alperovich visitó el estudio de TV de La Gaceta, donde hizo comentarios sexistas hacia Carolina Servetto, la periodista que lo entrevistó aquella mañana. Hasta ese momento, nadie sabía nada de su sobrina. O era un secreto a voces.

Después de la entrevista se multiplicaron las críticas contra Alperovich por su comportamiento en público. La periodista tucumana admitió que se había sentido incómoda. “Fue una situación de atropello –dijo Servetto-, de mala educación, por parte de un entrevistado. Como periodista, uno procura manejarse con respeto, siendo absolutamente educado, porque así tiene que ser y espera lo mismo. Sin embargo, durante toda la entrevista, la situación fue diferente –resaltó- y es difícil cuando enfrente hay una persona que no está siendo educada”.

Esa polémica entrevista causó revuelo en el mundillo periodístico ya que Alperovich reveló sus fuertes lazos con el Jefe de Redacción de La Gaceta, Federico Van Mameren, a quien consideró responsable de su decisión de postularse como gobernador. Allí, el entonces candidato se mostró prácticamente como dueño del programa y maltrató a los periodistas ninguneando las preguntas, interrumpiendo y diciéndoles que “le tenían miedo”, entre otros comentarios groseros.

“Federico (Van Mameren), que es mi mentor, el jefe de ustedes… es mi mentor… fue el monstruo. Yo no estaría acá, jodiendo otra vez como él me dice…, si no fuera por tu jefe”, atropelló al conductor Indalecio Sánchez al aire, aludiendo al jefe de redacción del diario. “No querés saber esa anécdota. ¿Te cagás de miedo, no?”, avasalló otra vez el dirigente peronista.

Las polémicas declaraciones de Alperovich en La Gaceta, en la que reveló sus presuntos lazos con un periodistas.

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