Un día como hoy, pero de 1492, Cristóbal Colón llega a Indias.

Un 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón, luego de una penosa búsqueda de Tierra Firme desembarca en la isla Guanahaní (Bahamas).

El hecho será conocido en Europa como el descubrimiento de América, que marca el comienzo de la colonización del continente por España.

En el Nuevo Mundo se encontraban poblaciones tan antiguas como las europeas con civilizaciones marcadas como las Aztecas, Mayas, Incas, las mismas poseían organización política y social, actividades económicas y arquitectura.

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Ruinas de Machu Picchu Perú.

Los caciques gozaban del tratamiento de «don» que incluso muchos conquistadores o fundadores de ciudades no lo podían usar.

Siguiendo un trabajo del destacado genealogista D. Prudencio Bustos Argañarás.

«Don es abreviatura de la voz latina dominus, que significa señor, tratamiento que originariamente estaba reservado sólo a Dios, el Señor por antonomasia. Con el tiempo pasó a utilizarse para designar a los santos, a punto tal que en vascuence conserva aún ese significado (Donostia=San Sebastián), como así también en italiano (don Bosco, don Orione). Posteriormente se hizo extensivo a los papas, a los reyes y a sus parientes cercanos, luego a los obispos y prelados, y por último a la alta nobleza, que lo convertiría en hereditario. Sorprende sin embargo la ausencia de normas positivas que regularan su adquisición y su uso, por lo que el estudio debe reconstruirse a partir de la observación de hábitos y costumbres, que han ido variando a lo largo del tiempo.

Roberto Funes Funes dice que para frenar el abuso de la apropiación indebida del tratamiento de marras en Cuba y el resto del Nuevo Mundo, se dictó una ley de fecha 3 de enero de 1611 que disponía que sólo podrían usarlo los obispos, los condes, las mujeres e hijas de hidalgos y los hijos de personas tituladas. Sorprende esta afirmación, entre otras cosas, por la exclusión del privilegio a otros títulos nobiliarios de mayor jerarquía, como marqueses y duques. Añade luego el citado autor que el 3 de julio de 1664 la Corona tarifó el uso del don, gravándolo con “doscientos reales y siendo por dos vidas cuatrocientos y siendo perpetuos, seiscientos”. Lamentablemente, no menciona ninguna fuente que permita corroborar tales datos.

Para apreciar su carácter excepcional, baste señalar que del centenar de hombres que acompañó a don Jerónimo Luis de Cabrera a la fundación de Córdoba en 1573, tan sólo tres eran acreedores a ésta prerrogativa: el propio Fundador, don Lorenzo Suárez de Figueroa y don Baltasar Maldonado. A ellos se añadió poco después Alonso Gómez de la Cámara, quien luego de un viaje a España realizado entre 1580 y 1583, regresó siendo don Alonso de la Cámara, sin que hasta ahora haya sido posible descubrir la causa de tal mudanza.

Entre los fundadores de ciudades argentinas de esa centuria, sólo tres precedían su nombre con la preciada partícula. Eran ellos don Luis Jufré de Loaysa, fundador de San Luis, el ya nombrado don Jerónimo Luis de Cabrera y el fundador de Jujuy, don Francisco de Argañarás y Murguía, éste último con la salvedad que enseguida expondré. No gozaban de dicho tratamiento y usaban por tanto su nombre llano, Juan Pérez de Zurita (Londres), Juan Núñez de Prado (Santiago del Estero), Diego de Villarroel (San Miguel de Tucumán), Juan de Garay (Santa Fe y Buenos Aires), Juan de Torres de Vera y Aragón (Corrientes), Juan Ramírez de Velasco (La Rioja), Pedro del Castillo (Mendoza) y Juan Jufré de Loaysa (San Juan), a pesar de ser todos hidalgos. Sí lo usaron los hijos de algunos de ellos, como don Juan Alonso de Vera y Zárate, don Pedro Ramírez de Velasco, don Luis Jufré de Loaysa y don Juan de Garay el mozo. Ya en pleno siglo XVII se advierte la existencia de procesos de endonamiento por parte de personas que accedían a cargos de relevancia, o que recibían distinciones significativas, como los hábitos de las órdenes militares. Por citar sólo un caso, mencionaré el del maestre de campo Santiago Fernández de la Concha, regidor perpetuo de Córdoba, quien luego de recibir de su Majestad en 1695 el de la Orden de Santiago, pasó a llamarse don Santiago Fernández de la Concha.

Cabe consignar que también recibían tratamiento de don los caciques e indios principales, sirviendo de ejemplo para acreditarlo los ya nombrados don Francisco Calcanchica, don Baltasar Fanchafue, don Francisco Callajui, don Martín Salaya y cientos más. Sin embargo, en estos casos no era trasmisible a los hijos, salvo que recayera en ellos el cacicazgo".

Este trabajo de Prudencio Bustos Argañarás fue publicado en el Boletín del Centro de Estudios Genealógicos de Córdoba N° 26, Córdoba , Argentina 1997, y expuesto como conferencia el 10 de setiembre de 2007 en el Jockey Club de Buenos Aires.

Garcilaso de la Vega escribiendo los Comentarios Reales Francisco González  Gamarra - Inca Garcilaso de la Vega
Gómez Suárez de Figueroa, renombrado como Inca Garcilaso de la Vega a partir de 1563, Nació en Cuzco, 1539. Historiador de ascendencia hispana incaica.​

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