Durante la celebración del Lag Baomer, la festividad judía del fuego, en el monte Meron, al norte de Israel, se produjo una avalancha humana que dejó un saldo de 44 muertos y más de 150 heridos.
Este fue el acontecimiento más multitudinario que se llevó a cabo en el país desde marzo del año pasado, a causa de la pandemia, y terminó en un desastre.
La separación entre las hogueras en torno a las que cantan y bailan los peregrinos durante la noche, forzada por las medidas de seguridad de la pandemia, originó cuellos de botella donde se pudo desencadenar la estampida.
La mayoría de las víctimas perecieron asfixiadas en un paso de apenas tres menos de anchura que, según declaraciones de testigos, había sido cerrado por la policía por razones de seguridad.