Antes del juicio en el que Roberto Rejas fue condenado a prisión perpetua por los asesinatos de Milagros Avellaneda y de su hijo Benicio, cumplió un tiempo de prisión preventiva en la Unidad N° 5 del penal de Villa Urquiza. Fue un preso VIP, según reveló a Los Primeros un convicto que dijo haber sido su compañero de celda en ese entonces, allá por 2017.
El convicto, que prefirió mantener su identidad en reserva, asegura que el ahora prófugo de la Justicia vivía en una habitación con todas las comodidades y a sabiendas de las autoridades judiciales y carcelarias.
“Compartía pieza con Andrés Fabersani, que fue condenado por la muerte de un Juez, y vivía en una habitación donde tenía aire acondicionado, DirecTV y somier”, describe el presidiario. “El régimen era de 7 a 19, podía estar en cualquier lugar de la Unidad, había cancha de fútbol, gym, huerta, etc. Y las horas restantes, adentro de la sección, él estaba en la C”, agrega.
De esta declaración también se desprenden otros privilegios con los que contaba Rejas, que en ese entonces era considerado inocente por sus compañeros del Servicio Penitenciario. “Recibía visitas en cualquier momento. Los guardiacárceles, que eran sus colegas en ese momento, lo creían inocente”, señala.
“Él decía que Milagros estaba viva, que se había ido con Benicio y no aparecía para joderlo a él, que ya lo había hecho en otra oportunidad; todos le creyeron. Hoy en día no es así, todos los que eran sus colegas lo aborrecen tras su condena”, continúa el convicto de identidad protegida.
El mencionado medio de comunicación también tuvo acceso a una foto en la que se lo ve a Rejas compartiendo un momento de distensión con sus compañeros de unidad. Eran 30 presos en un lugar con capacidad para 50. “Fue una improcedencia no haberlo enviado a la cárcel teniendo cadena perpetua; es un encantador de serpientes», opinó.
Camaradería y alojamientos VIP
En una entrevista con eltucumano, un abogado que también pidió resguardo de su identidad aseguró que el alojamiento VIP de algunos presos, y especialmente el de Roberto Rejas, se da por una sola cuestión: la camaradería entre colegas policías.
«Esto trasciende a las instituciones públicas y toda la sociedad de manera transversal. Estamos hablando del sistema patriarcal, lisa y llanamente. Un Policía no puede estar en el mismo alojamiento que otro delincuente, eso es una realidad. Dentro de esa separación de detenidos, no deja de haber una persona que es un delincuente y dentro de ese alojamiento diferenciado, un Policía debiera vivir en las mismas condiciones de igualdad que los otros delincuentes, pero ahí está el problema: existe una camaradería entre los policías», explica un reconocido abogado penalista tucumano.
«Tienen agua caliente, comida todos los días, no están encerrados y tienen plena confianza para que caminen y que anden por el cuartel. Hay un verdadero privilegio, son presos totalmente VIP: no interesa si han matado a una mujer o un niño, entre hombres policías se cubren de esa manera y nadie los controla. Tienen que pasar situaciones como esta para que se ponga ahí la lupa», graficó.
«No digo que tenga la venia de funcionarios, no puede el Estado estar controlando todo. Entre camaradas se cubren, en el encierro no existe la gravedad del delito, no se diferencia ni interesa el delito que hayan cometido», concluyó.