Tucumán es la primera provincia de la Argentina en imponer el pase sanitario para eventos masivos y actividades de «riesgo», en las que sólo podrán participar las personas vacunadas con dos dosis. La medida fue establecida mediante un DNU por el vicegobernador a cargo del Poder Ejecutivo, Osvaldo Jaldo, y anunciada por la ministra de Salud, Rossana Chahla, quien en los próximos días asumirá como diputada nacional.
Pese a la efusividad del anuncio, el texto del decreto está plagado de imprecisiones, es ambiguo, y hasta podría ser inconstitucional. El primer problema surgió con la App (Aplicación para celulares) Mi Argentina, que en muchos teléfonos no podía ejecutarse esta mañana. Quienes sí lograron instalarla, denunciaron no haber recibido el e-mail para habilitar el perfil, obligatorio para conseguir el pase.
Por otro lado, serán los organizadores titulares y responsables de las actividades mencionadas quienes tendrán a su cargo el control de la acreditación del pase sanitario a los asistentes a los lugares que comprende el DNU. Es decir, el Estado pretende delegar la responsabilidad del control en esas y amenaza con multar o hasta dictar prisión para quienes no cumplan con la disposición oficial.
Pero, la ambigüedad más importante está en el concepto de “evento masivo”. No precisa el decreto qué cantidad de personas en un evento lo hace masivo, ni tampoco hace una relación de ese número con el espacio donde se realiza la actividad. Entonces, si la afluencia de 100 personas es considerada masiva, sería entonces delito para quien lo haga en (por ejemplo) un predio de una hectárea al aire libre, pero no lo sería una reunión de 99 personas en un minúsculo bar céntrico sin ventilación. ¿Quién decide qué es masivo?
Estrictamente, el decreto afirma: “las actividades comprendidas por las medidas son eventos masivos y actividades en lugares abiertos o cerrados; la concurrencia a centros culturales, gimnasios, cines y atracciones turísticas; los eventos deportivos que signifiquen aglomeración de personas; los recitales, salones de fiestas y boliches, fiestas, casamientos y otras celebraciones. Además, alcanza a eventos religiosos de gran concurrencia, actos y reuniones con gran participación de personas; la concurrencia a bares y restaurantes; a espacios de trámites presenciales ante organismos como bancos, administración pública, etc. También comprende a trabajadores en contacto con población de riesgo, como los residentes de hogares de larga estadía, hogares de niños, adolescentes y de espacios de personas en contexto de encierro”.
En decir, según el decreto, todo bar o restaurant (y no sólo los de concurrencia masiva), además de otros tipos de comercios y entidades, tendrán que disponer de personal para verificar que los clientes tengan el pase sanitario. Sin duda, un gran inconveniente para cientos de actividades que apenas han comenzado a recuperarse de una crisis económica inédita.