Alberto Fernández hizo uso de sus facultades como titular del Partido Justicialista y dispuso de la intervención con el objetivo de «ponerlo (al PJ jujeño) en la misma línea del peronismo en todo el país» y que sea «una clara oposición al gobierno y las políticas represivas de Gerardo Morales» (gobernador Radical).
En medio de un clima violento al norte del país, Aníbal Fernández y Gustavo Menéndez serían los interventores enviados para «ordenar», por un plazo de 360 días, las filas peronistas en Jujuy, en respuesta a que, en la última reforma constitucional planteada por el gobierno de Gerardo Morales, varios legisladores del peronismo votaron a favor.
Por eso, Fernández subrayó que los legisladotres del PJ que apoyaron la reforma de Morales «comulgan con un pensamiento totalmente ajenos a los principios y doctrina que fundan el pensamiento justicialista y contradicen el espíritu y la letra de nuestra Constitución Nacional», ante el planteo de que la reforma «viola derechos y garantías consagrados por la Carta Magna, como el derecho a la huelga o a protestar».
Además, el Presidente pidió que los interventores hagan «un amplio informe de la situación partidaria y jurídica del distrito intervenido».
El anuncio oficial: