El Sevilla español de los argentinos Lucas Ocampos, Ever Banega y Franco «Mudo» Vázquez, le ganó al Inter italiano, donde juega otro compatriota (Lautaro Martínez), volvió a ser historia y se consagró campeón de la Europa League por sexta vez en su historia, para aumentar al doble la diferencia, justamente con su rival en la final, entre otros.
La mística debe ser cosa del Sevilla desde aquel mayo de 2006 cuando ganó la primera copa de la UEFA/Liga Europa y empezó a decirle al mundo que en España hay otros equipos, además de los históricos Barcelona y Real Madrid.
El partido comenzó con dificultades para el campéon. A los 3 minutos, el Inter en una contra por derecha con un explosivo Lukaku, terminaría con un penal de Diego Carlos a favor de los italianos, que el belga cambiaría por gol.
A pesar de esto, el conjuntos español ni se inmutó. Siguió con lo suyo y no cambió la idea de juego con triangulaciones desde los pies de Banega y Ocampos. A los 13 minutos, Navas rompería por su banda para ponerle el la pelota a De Jong para que hiciera el empate parcial.
Unos minutos más tarde, una mano clara de un jugador de Sevilla no fue sancionada, en lo que podría haber sido el segundo penal y la ventaja parcial para los italianos.
Pero apareció el mago Banega, los italianos miraban, y el argentino con su maestría habitual, ponía la pelota donde el ojo dictaba. Pasaba la media hora de partido, el “10”, en una falta le regaló a De Jong uno de esos centros que cualquier delantero sueña de por vida en una final. Gol, otra vez De Jong. El holandés cambió la trayectoria del esférico para un Handanovic que se estiró sin éxito.
En apenas 20 minutos, el Sevilla daba vuelta el marcador y le enseñaba al Inter de lo que era capaz. El cuadro milanés optó por las jugadas de estrategia y demasiado rápido empataría con un gran cabezaso del uruguayo Godín. Así terminaría una primera parte de muchísima tensión.
En la segunda parte, y con los mismos argumentos, el Sevilla siguió haciendo una presión muy alta para buscar el error del Inter en la salida de balón. Con el 2-2, y con el paso de los minutos, cualquier fallo podía ser determinante. Los dos equipos así lo entendieron y no correrían apenas peligro en el primer tramo de la segunda mitad. Sería en el 64 cuando llegaría la primera ocasión, otra vez con Lukaku, y otra vez, como ante el Wolves y el Manchester United,con Bono como salvador. El arquero marroquí le sacó un mano a mano al delantero belga, que pudo haber tenido su noche soñada.
El ex River, Lucas Ocampos lesionado, pidió el cambió. Banega, de nuevo, pidió la pelota para ejecutar una falta y Diego Carlos, el hombre responsable del penal en el primer tiempo, se reivindicó, hizo una chilena, que se desvió en Lukaku y puso el 3-2 definitivo en el minuto 75.
Llegó el final y nuevamente la copa de la Europa League, volvió a la ciudad de Sevilla, donde más veces estuvo. Festejan nuestros compatriotas Banega, Ocampos, el Mudo Vázquez y media ciudad española.